Abstract:
Las patologías bacterianas en la producción larvaria de la Península de Santa Elena,
han producido mortalidades de un cien por ciento hasta la fecha, esto ha sido
generalizado en las diferentes provincias, teniendo un mayor impacto en la zona de
Mar Bravo. Se ha calificado a las bacterias del género Vibrio como las responsables de
enfermedades como síndrome de bolitas, síndrome de zoea y de mortalidad temprana
(EMS), causadas por serotipos de bacterias V. Harveyi, V. Vulnificus y V.
Parahaemolitycus respectivamente. Los laboratorios por el intento de recuperar la
estabilidad de sus producciones, han implementado de manera rutinaria mejoras en los
sistemas de bioseguridad y uso de profilácticos como una herramienta clave para
producciones exitosas. Los principales productos incluidos en los protocolos de larvas
de camarón, han sido los ácidos orgánicos, aceites esenciales y probióticos, los que en
diferentes presentaciones y concentraciones han dado respuestas equivalentes supriores
a los 2500 ppm, de manera individual o en mezcla. Se indica que algunos de estos
productos no deben ser usados en simultáneo o de manera alternada para evitar la
mortalidad de los probióticos, sin embargo, se han podido encontrar concentraciones
que permitieron trabajar de manera sinérgica en una mezcla con todos, manifestando
los mecanismos de acción de una manera letal, sobre las bacterias causantes de
enfermedades.
Indudablemente las concentraciones mínimas inhibitoria de los profilácticos
ensayados, demostraron controlar las cargas de bacterias patógenas, activar en el caso
de los probióticos su sistema inmune y sobre todo permitieron recuperar los records de
producción. Para las 216 muestras analizadas dentro los cuatro laboratorios se empezó
con cargas bacterias altas en los primeros estadios, que fueron identificadas mediante
exámenes de patología en fresco, con la administración de probióticos en las larvas se
logró bajar la carga bacteriana un 20% promedio. En cuanto a las identificaciones
bioquímicas realizadas todas las cepas fueron patógenas, las mismas que fueron
enfrentadas a probióticos, ácidos orgánicos y aceites esenciales para tener resultados
de las concentraciones mínimas para administración en tanques.