Abstract:
La tierra es un recurso limitado y no renovable y si el crecimiento de la población humana aumenta tendrá conflictos de acuerdo a su aprovechamiento. De ahí la importancia de la clasificación de los diferentes tipos de tierras (FAO 1994).
El estudio de suelos tiene como propósito evaluar las características físicas, químicas y biológicas del recurso suelo, con la finalidad de proporcionar información básica para determinar áreas con potencialidades para el desarrollo agrícola, pecuario, forestal y otros usos. Adquiriendo como información básica el aspecto edáfico, es decir, las características físico-químicas, morfológicas y pedogenéticas de los suelos identificados, así como el ambiente ecológico, cuya clasificación de las tierras será de aplicación práctica y en lenguaje sencillo para el usuario.
La clasificación de las tierras implica las unidades de mapeo, que reflejan la aptitud potencial de las mismas, sea para fines agrícolas, pecuarios, forestales, así como su uso práctico de manejo y conservación, que impidan el deterioro.
La conservación del suelo proporciona un conjunto de prácticas sustentables destinadas a promover el uso adecuado, permitiendo su productividad y sustentabilidad en forma permanente. La planificación permite prever los problemas y generar acciones para resolverlos.
Dentro de las prácticas de conservación más utilizadas se encuentran la rotación de cultivos, la formación de terrazas en terrenos con pendiente, el empleo de abonos verdes, entre otras. También la asociación de cultivos permite mantener un control biológico de plagas y enfermedades al igual que el correcto manejo integrado de insectos, malezas y enfermedades. La siembra de determinados cultivos permite mejorar la estructura del suelo y su fertilidad.