Resumen:
Los Consejos Barriales, con muy poca difusión para su aplicación, se convierten en la nueva fuente de la participación ciudadana, plagada hasta el momento de desconcierto y de poca eficacia para la consecución de sus logros. No cabe duda que la intención de la normativa es que las comunidades barriales ejerzan de manera plena, sus derechos tanto en el ámbito público como en el privado. Sin embargo, hasta el momento poco o nada se ha visto en el complemento de dicha participación. La dirigencia barrial actual no ha variado sus rumbos hacia lo que señala la Carta Magna, y más bien se evidencia cierta displicencia para el tratamiento de temas tan importantes para la convivencia barrial como es la participación ciudadana, el acceso a la información pública, los presupuestos participativos y los consejos de planificación participativa. Todos generados a través de la metodología de los Consejos Barriales. La aplicabilidad determinada en la ley no cuenta con la fuerza suficiente para que los cambios se generen con la velocidad que la ciudadanía espera; sin embargo la participación ciudadana y las veedurías ciudadanas, en conjunto con las estrategias necesarias, se convierten en el arma de trabajo para que la realidad actual cambie por una propuesta novedosa, acertada, participada y sobre todo legitimada. Los Consejos Barriales y la participación ciudadana no pueden apagar su eco ante las adversidades que suelen presentarse, una de ellas es la falta de la ley de barrios, pero ante la ausencia de determinadas normativas, consideramos que la gestión ciudadana, asumirá toda la complejidad de las relaciones sociales que se vierten en el pequeño sector territorial en que se desenvolvería el Consejos Barrial, incluyendo las medidas alternativas para la solución de conflictos, cuya práctica ha dado resultados cuando se trata de la problemática vecinal. Aspiro que la propuesta se cumpla.