Resumen:
La heterogénea geografía de las cuatro regiones naturales del Ecuador, ofrece diversos escenarios naturales, climas y microclima que propician prácticas culturales para trabajar la tierra, también variadas y disímiles. Más del 25 % de la población ecuatoriana se estima vinculada a la actividad agropecuaria; ciertamente, el 62 % de la población rural ocupada, trabaja en la agricultura. Este sector de la economía, consecuentemente, presenta una caracterización compleja y diversa, cuyo indispensable estudio implica necesariamente un desafío.
Bajo este aspecto, el trigo (Triticum vulgare) es junto con el arroz y la cebada, el cereal de mayor importancia en Ecuador. Existen 5 000 hectáreas de trigo sembradas en la sierra (INIAP, 2003) perteneciente a pequeños agricultores y destinados al autoconsumo.
Descripción:
La provincia de Santa Elena cuenta con 376 000 hectáreas de las cuales gran parte están sin cultivar; a esto se suma las dos épocas con características propias durante el año, una época lluviosa donde existen precipitaciones de 100 a 150 mm con temperaturas que oscilan entre 23 y 32 °C y una época de garúa donde las precipitaciones son mínimas y las temperaturas fluctúan de 19 a 24 °C; con este rango de temperatura, el trigo se podría adaptar a nuestro medio y generaría una gran expectativa para los agricultores que se dedican a otros sembríos.