Abstract:
La heterogénea geografía de las cuatro regiones naturales del Ecuador, ofrece diversos escenarios naturales, climas y microclimas que propician prácticas culturales para trabajar la tierra, también variadas y disímiles. Más del 25 % de la población ecuatoriana se estima vinculada a la actividad agropecuaria; ciertamente, el 62 % de la población rural ocupada, trabaja en la agricultura. Este sector de la economía, consecuentemente, presenta una caracterización compleja y diversa, cuyo indispensable estudio implica necesariamente un desafío.
Bajo este aspecto, el trigo (Triticum vulgare) es junto con el arroz y la cebada, el cereal de mayor importancia en Ecuador. Existen 5 000 hectáreas de trigo sembradas en la sierra (INIAP, 2003) perteneciente a pequeños agricultores y destinados al autoconsumo.
El consumo nacional de trigo supera las 450 000 toneladas por año, resultando en un consumo per cápita superior a 30 kg/año (SICA, 2002). Sin embargo, el Ecuador importa el 98 % de los requerimientos internos de trigo y tan solo del 2 % al 3 % (10 mil a 15 mil) que representa un rendimiento promedio que oscila entre las 2,5 y las 3 toneladas por hectárea, es producido a nivel local (BANCO CENTRAL DEL ECUADOR, 2007).
Description:
En Ecuador es perceptible la diferencia en producción con los países de Europa y América. La causa del déficit de este producto a más de los parámetros económicos, es la reducción en el uso de tecnología y el poco interés de las autoridades pertinentes en suplir esta necesidad a los pequeños agricultores.