La biodiversidad en los manglares ecuatorianos y su relación con las variaciones del nivel del mar.

Abstract

Los manglares ecuatorianos, constituyen un ecosistema estratégico que por su alta biodiversidad, su capacidad de almacenamiento de carbono y su función como barrera natural frente a la erosión costera y eventos de tipo extremo, son realmente importantes para el país, sin embargo, actualmente se encuentran sometidos a múltiples presiones antrópicas y climáticas que comprometen su estabilidad, y resiliencia, enfrentándose a una deforestación histórica que ha estado vinculada de forma principal a la expansión de la acuicultura, la agricultura y los asentamientos humanos, con focos críticos en las provincias de Guayas y El Oro, donde vastas extensiones de manglar, fueron sustituidas por piscinas camaroneras. Aunque los esfuerzos de restauración emprendidos desde mediados de la década de 2010 han permitido una recuperación parcial en determinadas áreas, la pérdida acumulada sigue siendo significativa, afectando tanto a la conectividad ecológica como a los servicios ecosistémicos. A estas presiones locales se superpone el impacto global del cambio climático, el aumento del nivel del mar, proyectado por el IPCC en rangos de entre 28 cm y más de 1 m, hacia finales del siglo, amenaza con provocar inundaciones permanentes en zonas bajas de estuarios y limitar la regeneración natural de especies como Rhizophora mangle. Asimismo, el incremento de la temperatura, la acidificación oceánica y los cambios en la salinidad generan estrés fisiológico en la flora y fauna del ecosistema, afectando especialmente a crustáceos y moluscos que sustentan la pesca artesanal. Los mapas y proyecciones climáticas confirman que la región costera ecuatoriana es altamente vulnerable a estos fenómenos, lo que aumenta la urgencia de diseñar estrategias integrales de conservación y adaptación